El trabajo es el amor hecho visible

Una de las recompensas de experimentar el invierno, es presenciar en primera fila cómo la naturaleza se pone en marcha una vez inicia la primavera. La diligencia de las parejas de pájaros haciendo los nidos, la sabiduría interna de las plantas y los árboles para abrirse poco a poco y luego dar frutos, y el despertar del agua congelada para seguir su curso es una clase magistral de motivación. Hemos experimentado la diferencia de recibir un mismo servicio o producto por alguien que disfruta su trabajo que por alguien desconectado con su labor, no importa si lo que recibes es materialmente lo mismo, el ingrediente invisible hace la diferencia.

El trabajo es el amor hecho visible, es una de las anclas espirituales de un autor que admiro y he mencionado anteriormente Gregg Braden. Es una frase del autor Kahlil Gibran en el libro el Profeta, publicado en 1923: Me sorprendió esta frase porque estas dos palabras no van usualmente juntas y menos en una relación de interdependencia. Trabajo o empleo, son palabras que se relacionan más con una obligación que con una decisión y en muchos contextos está atada a la motivación de adquirir, más no de servir o disfrutar.

La conexión con nosotros mismos en los momentos de meditación, de quietud y reflexión, es tan importante como la actitud o sentido que le damos al tiempo de actividad. Ayer mismo producía un documento que me estaba demandando más tiempo y esfuerzo del pensado, regresar a esas frases y enseñanzas me motivaron a continuar con alegría y finalizarlo de la mejor manera.

Hoy quiero compartir contigo mi adaptación del texto de Kahlil Gibran sobre el trabajo que de seguro ampliará tu perspectiva. Por estar tan lleno de sabiduría y belleza he decidido presentarlo entero y le doy un gracias en mayúscula y en negrilla a su autor y a esta oportunidad de compartirlo.